El PHVA es el ADN de la mejora continua, es un principio básico de competitividad y es una competencia crítica de liderazgo. Es la idea intuitiva tras todo lo que emprendemos.
Sea que emprendamos una innovación, apliquemos en la práctica nuevas herramientas o busquemos resolver un problema concreto, trabajar con proyectos se ha vuelto una competencia ejecutiva indispensable.
La Metodología PHVA (Planear-Hacer-Verificar-Actuar) nos simplifica la tarea. La técnica, llamada Ciclo Deming[1] o Ciclo Shewhart, es una herramienta muy flexible que facilita
- formular, analizar y resolver problemas a fondo,
- detectar oportunidades e implementar proyectos de mejora e innovar con más enfoque y probabilidad de éxito.
¿Qué beneficios obtenemos del PHVA?
- Mejorar calidad y reducir costos
- Reducir tiempos y optimizar entregas
- Formular y resolver problemas de raíz
- Asegurar logros, y convertirlos en cultura
- Enfocar la mejora hacia lo que valora el cliente
- Generar información relevante y oportuna
- Dar seguimiento a los proyectos, con disciplina
- Aumentar la efectividad e impacto de las mejoras
¿Cómo funciona el PHVA?
El PHVA es el ADN de la mejora continua, es un principio básico de competitividad y es una competencia crítica de liderazgo. Es la idea intuitiva tras todo lo que emprendemos. Cuando queremos hacer algo, primero lo PLANEAMOS mentalmente, después lo IMPLEMENTAMOS, enseguida VERIFICAMOS resultados contra expectativas, y ACTUAMOS en consecuencia, es decir, CORREGIMOS lo que no salió bien, nos ASEGURAMOS de repetir el éxito y MEJORAMOS los logros alcanzados.
En el ámbito empresarial, hay distintas variantes de la metodología PHVA. Así, podemos encontrar, por ejemplo, 8D (8 Disciplinas), Ruta de la Calidad, Metodología A3® de Toyota y QC Story (Relato de la Calidad), entre otras herramientas similares.
Con la siguiente guía, aplicaremos la Metodología PHVA de manera sencilla en cualquier proyecto de mejora:
¿Qué sigue del PHVA?
Podemos acelerar la mejora continua, integrando el PHVA como parte de la cultura de trabajo. Requerimos también facultamiento continuo, alto grado de compromiso directivo y liderazgo en toda la organización. Finalmente, debemos retroalimentar de modo positivo al personal, y reconocer a nuestros equipos por sus logros y resultados en proyectos de mejora. De esta forma, iremos incorporando el PHVA a nuestro quehacer cotidiano, como una práctica probada que ayuda a crecer a las personas, a los equipos y a la empresa en su conjunto.
Conoce nuestro
Diplomado en Administración
de Proyectos
René Rangel es Director de Proyectos y Consultor de Negocios en IDESAA. Es especialista en desarrollo de proyectos de negocio y de innovación enfocados a mejorar la competitividad e impulsar la rentabilidad y el crecimiento sustentable. Brinda asesoría directiva y de negocio para la profesionalización y desarrollo de empresas comerciales, de servicio y de manufactura. Ha implementado herramientas avanzadas para el diseño de nuevos productos y la optimización de procesos e instrumentado modelos de innovación y de gestión de competitividad en diferentes empresas. Fue Facilitador para la Implementación de Calidad Total, Equipos Autodirigidos y Estadística Avanzada bajo el enfoque JUSE de Japón, con la asesoría del Dr. Ichiro Miyauchi.
[1] En 1950, a invitación de JUSE (Unión de Ingenieros y Científicos de Japón), William Edwards Deming enseñó a cientos de directivos, ingenieros y estudiantes la metodología PHVA, desarrollada por Shewhart en Bell Labs, como parte del Control Estadístico de Procesos.