Una vez que la empresa cuenta con información financiera sólida y confiable, puede utilizar herramientas de análisis financiero a fin de realizar un diagnóstico de la situación del negocio.
Optimizar costos y reducir gastos son claves fundamentales para mejorar la rentabilidad de la empresa, sin embargo, reducir nuestra óptica a estos dos factores puede comprometer la viabilidad del negocio en el largo plazo pues una sólida estrategia financiera va más allá del control de las salidas de efectivo que requiere de acciones tales como:
1.- Demandar información acertada y oportuna
Carecer de estados financieros confiables equivale a navegar sin brújula. Los rendimientos son fruto de las habilidades y competencias al operar el negocio, sin embargo el orden y la disciplina para el registro de ingresos y egresos son el principio de la planeación. El director que no sabe hacia dónde va la empresa llevará a ésta, sin lugar a dudas, al lugar equivocado.
2.- Aprovechar las herramientas de análisis financiero
Una vez que la empresa cuenta con información financiera sólida y confiable, puede utilizar herramientas de análisis financiero a fin de realizar un diagnóstico de la situación del negocio en cuanto a liquidez, apalancamiento, márgenes y rendimiento sobre la inversión a fin ser capaces de tomar acciones oportunas con un impacto positivo sobre éstas.
3.- Evaluar la sensibilidad de las utilidades ante diferentes escenarios
Es una práctica común de las empresas sin una sólida estratégica financiera el tomar decisiones de negocio basadas en las acciones de la competencia: “Si aquellos ofrecen un descuento, ofrezcamos un poco más nosotros para conseguir al cliente”, olvidando que existe la posibilidad de que la estructura de costos de la competencia y su volumen de negocios sea diferente al nuestro.
Evaluar el impacto en la rentabilidad de la empresa requiere, una vez más, contar con información confiable y oportuna para ser capaces de plantear diferentes escenarios en términos de volumen de ventas, capacidad de ofrecer descuentos y/o optimizar costos sin sacrificar la rentabilidad del negocio.
4.- Conocer el costo del capital
Un negocio no es negocio sino hasta cubrir el costo del dinero invertido. Saber cuál es el costo de los recursos que se han invertido en la empresa y si ésta es capaz de generar rentabilidad por encima de dicho costo, permite contestar la pregunta ¿es éste es un buen negocio?
Cuando la empresa no paga lo que los recursos invertidos cuestan, es momento de replantear la estrategia y/o buscar otras opciones (nuevas líneas/productos/servicios), para ello el responsable de la administración financiera requiere estar al tanto de conceptos tales como el valor del dinero en el tiempo, tasas de retorno y evaluación de proyectos de inversión para ser capaz de aplicar este análisis de forma sistemática como un componente más de la estrategia financiera de la empresa en vías a mantener y mejorar el negocio en el largo plazo.
La rentabilidad de la empresa depende sí, de la demanda del mercado y nuestra habilidad de ofrecer valor a través de nuestro producto y/o servicio pero también de pilares básicos como el orden, disciplina y constancia para la implementación de una estrategia sistemática de evaluación financiera que requiere de actualización y seguimiento constante.
En IDESAA contamos con un staff de consultores especializados en todas las áreas de negocio, con amplia experiencia en brindar orientación y herramientas, para facilitar y acompañar a las empresas en procesos de solución de problemas e implementación del cambio, así como de planeación, análisis, establecimiento de metas, KPI´s y más.
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Conoce al autor:
Karla Bayly es Consultora y coach certificada por la ICC (International Coaching Community) especializada en finanzas tanto para personas como empresas. Ha colaborado con medios impresos y digitales tales como: Expansión, Dinero en Imagen de Excélsior, entre otros.