En una edición pasada se comentó sobre los diversos tipos de video no interactivo que existen para la capacitación corporativa, y cuándo se recomiendan. En esta edición hablaremos de los posibles retos en su implementación.
Los videos no interactivos tienen un formato lineal y pueden ser reproducidos por los usuarios de principio a fin sin necesidad de interactuar con su contenido. Acciones básicas como adelantar, pausar o retroceder están disponibles. Estos videos tienen una estructura fija y son usados, por ejemplo, para explicar o difundir información sobre un tema o proceso específico.
Implementar una estrategia de eLearning basada en videos puede ser muy efectiva. Sin embargo, es fundamental conocer sus retos y limitaciones para asegurar que la implementación esté alineada con los objetivos de aprendizaje. A continuación, se presentan algunos aspectos clave a considerar:
1. Tiempo de atención de los participantes
Uno de los principales desafíos es mantener la atención del participante. Si los videos son demasiado largos, es común que los usuarios se desconecten o los dejen correr sin prestar atención.
Lo ideal es optar por videos breves (formato microlearning), con una duración de entre 5 y 10 minutos máximo.
El tiempo de atención también se relaciona con los estilos de aprendizaje de los participantes. Recordemos cuáles son:
- Visual: aprenden mejor con imágenes, colores, esquemas, animaciones y movimiento. Se benefician de videos como motion graphics, animaciones, o screencasts con señales visuales o zooms para destacar información relevante.
- Auditivo: comprenden mejor mediante explicaciones, diálogos o narraciones. Para ellos, los videos deben tener una narrativa clara, locución profesional y un ritmo adecuado que facilite la comprensión.
- Lectura-escritura: necesitan leer, escribir, resumir o tomar notas. En este caso, un video sin apoyo textual no será suficiente.
- Kinestésico: aprenden haciendo. Un video sin interacción posterior puede ser poco efectivo para este estilo. /li>
Aunque los videos suelen considerarse ideales para estilos visuales y auditivos, su duración y formato influyen directamente en el nivel de atención, independientemente del estilo de aprendizaje. El reto es aún mayor para quienes tienen un estilo lectura-escritura o kinestésico, ya que el video por sí solo no estimula suficientemente estos perfiles.
2. Costo y tiempo de producción
Estos factores dependen del tipo de video a producir (animado, con presentador, motion graphics, etc.) y del nivel de calidad requerido. Para evitar sobrecostos y retrabajos, es indispensable partir de un guion instruccional bien estructurado, con objetivos claros de aprendizaje.
Un ejemplo de video con alto costo y tiempo de producción es uno animado con personajes que interactúan mediante diálogos y una narrativa tipo storytelling. Este formato requiere:
- Diseño personalizado de escenarios y personajes.
- Guionización compleja que alinee la historia con el objetivo de aprendizaje.
- Coordinación entre múltiples roles: storyteller, diseñador instruccional, animador, entre otros.
En contraste, un video con presentación narrada es más sencillo de producir. Puede realizarse con herramientas accesibles como Canva, que permiten integrar la grabación de audio o convertir la presentación directamente en video.
3. Pasividad y aislamiento
Cuando los videos se utilizan de manera pasiva y aislada, sin recursos complementarios, es difícil saber si el participante está comprendiendo el contenido. Esto aplica a cualquier tipo de video (animado, screencast, con instructor, etc.).
Aunque los videos pueden ser altamente efectivos, no deben ser el único recurso en una estrategia de aprendizaje. Incluso si son útiles para captar la atención de los estilos visual y auditivo, es fundamental complementarlos con recursos digitales o actividades interactivas (posteriores a la revisión del video) que faciliten y obliguen al participante a reforzar, practicar y evaluar el tema presentado. De esta manera el programa de entrenamiento estará preparado para atender a todos los estilos de aprendizaje.
Algunos ejemplos de recursos adicionales útiles para complementar la estrategia de aprendizaje pueden ser: actividad práctica, resúmenes descargables, reflexión escrita, evaluación, retroalimentación inmediata, simuladores, casos, escenarios de toma de decisiones y foros de discusión.
Considera estos retos si estás planeando implementar una estrategia de eLearning basada en videos tradicionales, a fin de estar mejor preparado y asegurar que tu programa de entrenamiento sea efectivo.
Acércate a un asesor IDESAA para conocer el apoyo que te podemos ofrecer para construir una estrategia de capacitación basada en videos.
Conoce a la autora:
Mayra Nuriulú es Gerente eLearning en IDESAA. Tiene más de 15 años de experiencia en la planeación, diseño e implementación de proyectos para la formación de talento ejecutivo y académico en eLearning, y en la implementación de proyectos apoyados con tecnología.