Cada 14 de febrero es un día especial donde se resalta la importancia del amor. Y al hablar de amor vienen naturalmente a la mente la pareja, los amigos, los hijos, la familia, pero pocas veces, el amor por lo que se hace cada día, el amor por el trabajo. Cuántas veces hemos escuchado a empresarios exitosos, deportistas, o a cualquier persona que se siente feliz con su trabajo decir, “Hago lo que me apasiona y además me pagan por ello”.
Quizá con el paso del tiempo te has dado cuenta de que la carrera universitaria que estudiaste, o que ciertas decisiones que has tomado en tu vida profesional no responden a la voz interna de tu vocación, o a lo que soñabas.
Tal vez incluso, aun teniendo un buen puesto o dinero en la cuenta, estás en una situación en la que no eres feliz del todo en tu trabajo. ¿Te has sentido así?
Como punto de partida analiza si te sientes realizado con lo que haces en tu trabajo, porque si es así, entonces vas en la dirección correcta. De lo contrario vale la pena hacerse preguntas como, ¿sé realmente qué es aquello que más me gusta hacer? ¿puedo expresarlo espontáneamente en una sola palabra o frase?, ¿soy capaz de encontrar circunstancias concretas en las que me siento feliz?
En tu reflexión busca respuestas concretas pues cuanto más claras tengas las actividades profesionales que disfrutas, más fácil será avanzar en tu camino para encontrar lo que te gusta hacer y, por tanto, avanzar hacia la felicidad profesional. Ideas claras y precisas como «arquitectura sustentable», «big data y analítica aplicada a la gestión de recursos humanos», «marketing deportivo», por poner algunos ejemplos, tienen más valor que generalidades como “estar con otras personas” o “trabajar con la computadora” puesto que estas últimas son actividades que están presentes en prácticamente todas las ocupaciones del mundo moderno.
Está claro que todos necesitamos trabajar para satisfacer las necesidades que Abraham Maslow describió en su famosa pirámide de jerarquía de necesidades: fisiológicas, seguridad, filiación, reconocimiento y autorrealización. Pero, como puede deducirse, debemos entonces explorar en nuestro interior para identificar nuestra verdadera motivación en la parte más alta del triángulo –la autorrealización– y no en su base –las necesidades fisiológicas.
Pero no creas que eres un bicho raro si aún no sabes qué es lo que te hace feliz. Steve Jobs lo ilustra con sencillez en el discurso en la Universidad de Stanford. “Tu trabajo va a llenar gran parte de tu vida y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer aquello que crees que es un gran trabajo. La única manera de hacer un gran trabajo es amar lo que haces. Si no lo has encontrado todavía, sigue buscando. No te conformes. Como sucede con todos los asuntos del corazón, sabrás cuál es cuando lo encuentres.”
Por supuesto, es necesario poner sobre la mesa que, si quieres ser feliz profesionalmente tienes que querer serlo, lo cual puede sobrellevar sacrificios, como todo lo que vale la pena en la vida.
Por último, aunque no menos importante. Si te gusta lo que haces, es más fácil que busques con empeño alcanzar un nivel de excelencia en tu área de especialidad: ser mejor en aquello que te gusta. Y con el tiempo seguramente lo lograrás. La buena noticia es que el solo hecho de intentar serlo te hará sentir feliz y realizada o realizado.
Si la mayor parte de tu vida te la pasas trabajando, entonces, ¿por qué no ser feliz en el camino?1
1Para profundizar en este tema te recomendamos el libro “Felicidad Profesional. Logra la mejor versión de ti”, de René Mena Seifert y Pablo Zubieta Peniche.
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Diplomado en Desarrollo de Competencias Gerenciales
Conoce al Autor:
René Mena Seifert es creador, fundador y CEO de IDESAA, TRUE e-Learning y del Foro Pro-Talento Empresarial. Su especialidad es el diseño e implementación de soluciones de negocio basadas en proyectos de capacitación y desarrollo de talento hechos a la medida de las empresas.