Cómo convertir talento en valor tangible para el cliente en cinco pasos

La realidad emergente nos exige talento flexible y mejor liderazgo. Nos demanda nuevas aptitudes para aprender y desaprender a gran velocidad. Así, el talento se convierte en motor vital para construir ese valor único que sustenta el crecimiento de la empresa. Y, desde luego, su desarrollo es clave.

Hace tiempo que el tamaño de la empresa por sí mismo perdió fuerza para liderar un mercado. A la par, el trabajo se transforma en colaboración autodirigida e híbrida, que rompe barreras de tiempo y distancia. Antes, el pez grande se comía al pequeño. Ahora, el pez ágil que trabaja en redes les gana mercado a los dos.

La formación de capital humano resuelve esta paradoja competitiva, porque genera talento líder —adaptable y creativo— para el trabajo ágil y autónomo en organizaciones planas más simples. Este nuevo talento capaz e innovador entrega hoy más valor al cliente con beneficios tangibles para la empresa.

Ahora bien, ¿cómo podemos formar capital humano para crear valor consistente que el cliente aprecie en productos y servicios únicos? A continuación, presentamos una guía de cinco pasos para emprender el reto.

  • Paso 1: Despliega la estrategia de negocio hasta objetivos, KPI y proyectos de mejora

Despliega estrategias a objetivos SMART [1] y mídelos con indicadores clave (KPI). Después, genera proyectos para elevar el desempeño en los KPI. Utiliza tableros tipo dashboard que faciliten la visualización de avances y el liderazgo situacional en equipos autónomos de alto desempeño.

  • Paso 2: Alinea competencias a objetivos SMART y detecta gaps de talento 

A partir de los objetivos SMART y de los roles y responsabilidades funcionales, identifica las competencias —el talento— para ejecutar la estrategia. Mide los gaps de desarrollo y elige la mezcla de experiencias formativas para maximizar el aprendizaje y crecimiento del capital humano.

  • Paso 3: Conecta la formación de talento a la ejecución de proyectos reales que aporten valor

Facilita que las personas instalen nuevas competencias mediante el desarrollo de casos y proyectos que les permitan aplicar lo aprendido en la práctica. Observa nuevos comportamientos y mide el impacto de negocio en los KPI. Documenta el nuevo valor generado en procesos, productos y servicios desde la perspectiva del cliente.

  • Paso 4: Mide la rentabilidad y la satisfacción del cliente por el valor que recibe

Aísla beneficios de los proyectos y evalúa su impacto tangible (ahorros, productividad, ventas, liquidez, satisfacción del cliente…) e intangible (actitud de servicio, engagement, liderazgo, felicidad en el trabajo…). Mide el ROI de la capacitación[2] para vender mejor la inversión en talento a directivos y accionistas.

  • Paso 5: Relaciona beneficios con la estrategia, capitaliza aprendizajes y emprende un nuevo ciclo

Verifica si hay correlación entre los resultados y la estrategia de negocio. El éxito debe provenir de un proyecto concreto, no de una situación coyuntural. Recaba el conocimiento útil para asegurar el valor al cliente y acumular referencia para futuros proyectos. Identifica áreas de mejora en el circuito estrategia-objetivos-talento-proyectos, haz los ajustes necesarios y comienza un nuevo ciclo de mejora continua.

[1] SMART. Acrónimo formado con las iniciales de las palabras en inglés specific, measurable, attainable, relevant y timely.

[2] Ver el blog Cómo cuantificar los beneficios de la capacitación en Soft Skills y evaluar el ROI [activar un enlace al sitio].


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Conoce al autor:

René Rangel es Director de Proyectos y Consultor de Negocios en IDESAA. Desarrolla proyectos de negocio enfocados a mejorar la competitividad, innovación y rentabilidad empresarial. Ha brindado asesoría directiva para la profesionalización y crecimiento sustentable de empresas MIPYME. Ha implementado herramientas de checkup financiero, business planning y despliegue de la estrategia con Balanced Scorecard para diferentes empresas comerciales, de servicio y manufactura.

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