Las comunidades de aprendizaje se han convertido en una estrategia poderosa para mantener el conocimiento vivo dentro de las organizaciones, aunque no siempre se tiene claridad acerca de cómo crearlas e implementarlas y es cuando surgen dudas como: ¿Qué pasa si la empresa no tiene plataformas sofisticadas para implementarlas? ¿Cómo puedo lograr que las personas participen activamente?
Las comunidades de aprendizaje pueden implementarse de distintas maneras, ya sea mediante una infraestructura compleja o con recursos mínimos, según los objetivos y posibilidades del contexto. Más allá de pensar en la herramienta, debemos enfocarnos en su propósito. Cuando aplicamos los principios de diseño instruccional a las comunidades de aprendizaje, creamos entornos en los que compartir, reflexionar y construir conocimiento colectivo se vuelve parte del día a día laboral.
¿Qué son las comunidades de aprendizaje y por qué deben tener un diseño sólido?
Una comunidad de aprendizaje va más allá de un grupo que intercambia información. Es un ecosistema de aprendizaje continuo donde las personas interactúan para resolver problemas, innovar, compartir prácticas efectivas y construir conocimiento juntos.
Estas comunidades son de gran interés para las áreas de capacitación de una empresa, pues representan una oportunidad de extender el impacto de cualquier formación. Además, permiten aprovechar la inteligencia colectiva, generar engagement y convertir a los colaboradores en protagonistas de su propio desarrollo.
Hay empresas que cuentan con plataformas que incluyen foros, tableros y seguimiento gamificado, facilitando la creación de comunidades por temas, áreas o intereses. Sin embargo, muchas veces las comunidades más activas surgen con lo básico como un grupo de WhatsApp, un canal de Telegram, un chat de Google o incluso un boletín mensual por correo, armado con las aportaciones que los colaboradores comparten en encuestas o grupos de Teams.
No se trata de herramientas, sino de intención y diseño, por ejemplo, un grupo de WhatsApp puede servir para compartir tips, hacer preguntas, proponer retos semanales o compartir aprendizajes aplicados. Un canal en programas como Teams o Slack permite tener hilos temáticos, compartir recursos y hacer seguimiento a ideas o proyectos conjuntos. Mientras que un blog interno o pizarrón colaborativo permite compartir aportes de diferentes colaboradores sobre buenas prácticas o experiencias aplicadas.
Una vez creada la comunidad de aprendizaje, uno de los mayores retos es mantenerla activa. Por lo cual, te compartimos algunas estrategias que reflejan principios de diseño instruccional aplicados a comunidades de aprendizaje, funcionales en cualquier nivel de infraestructura:
- Propósito claro. Comunica por qué existe la comunidad y qué valor genera para quienes participan. Si el propósito es solamente “compartir cosas”, difícilmente se sostendrá.
- Moderación ligera pero constante y con intención. Se recomienda que una o varias personas estén asignadas para dinamizar, hacer preguntas, reconocer aportes o proponer retos para generar reflexión genuina y aplicación práctica.
- Espacios para mostrar lo aprendido. Ya sea en una reunión breve, una publicación semanal o un “viernes de aprendizajes”, es importante que se pueda compartir hacia afuera qué están aplicando o experimentando y de esta manera inspirar a otros a unirse a la comunidad o a aplicar lo aprendido.
- Gamificación sencilla como sistema de motivación. No necesita ser compleja, desde un ranking de participación, insignias simbólicas, sorteos de artículos promocionales de la empresa, hasta reconocimientos públicos en reuniones o redes internas.
- Conexión con la vida real del trabajo. Las mejores comunidades surgen cuando las personas pueden hablar de sus propios retos y no solo de contenidos abstractos. Es clave diseñar experiencias que conecten lo aprendido con el contexto laboral.
Estas estrategias mantienen activas las comunidades de aprendizaje, las cuales, a su vez, impulsan y fortalecen la cultura de aprendizaje dentro de la organización. Si estás en busca de inspiración para la creación de tu comunidad de aprendizaje, a continuación, te compartimos algunos casos:
- Empresa 1, implementación de comunidad de aprendizaje con infraestructura limitada (grupo de WhatsApp): después de una capacitación en atención al cliente, una empresa creó un grupo donde se compartían frases efectivas utilizadas con clientes. Al mes, habían creado una “biblioteca” colaborativa de buenas prácticas.
- Empresa 2, infraestructura media (canal en Teams): se habilitó un canal temático para hacer seguimiento a ideas derivadas de una capacitación en liderazgo, una pregunta guía por semana permitía reflexionar y generar ideas. El canal se volvió un espacio de intercambio de experiencias y apoyo.
- Empresa 3, infraestructura alta (plataforma + eventos): Se diseñaron comunidades temáticas dentro del LMS, con moderadores, cafés virtuales y dinámicas gamificadas. El diseño permitía encuestas para ajustar contenidos y reconocimiento a los más participativos.
El diseño instruccional no es exclusivo de las capacitaciones formales; es, en esencia, una forma de estructurar experiencias de aprendizaje para que sean significativas, relevantes y aplicables. Cuando diseñamos con intención, creamos las condiciones para que el conocimiento no solo se transmita, sino que se construya colectivamente y se vuelva parte natural del trabajo diario.
Evalúa qué tipo de comunidad de aprendizaje podrías implementar en tu empresa y selecciona el formato que mejor se adapte a tus necesidades. Acércate a un asesor de IDESAA para conocer más sobre cómo podemos apoyarte para aportar valor a tus proyectos de capacitación.
Conoce al autor:
Kenia Urbina colabora en IDESAA en Desarrollo de Talento. Tiene más de 10 años de experiencia como especialista en diseño instruccional y desarrollo de programas de capacitación eLearning y presencial para empresas e instituciones educativas. Le gusta estar en constante actualización.
