Se trata de encontrar un sentido a la vida en cada circunstancia y descubrir que toda situación es una oportunidad para alcanzar un propósito mayor.
Quizás hay un proyecto que no has logrado completar, o los resultados que esperabas no se han visto reflejados. Tal vez la relación con tus compañeros no es como te gustaría y constantemente surgen malentendidos. Los conflictos y desafíos son cosa de todos los días, sin embargo, como seres humanos tendemos a enfocarnos en lo que sale mal y le damos mucho peso a los errores. Es 100% seguro que, en algún punto u otro de tu carrera, cometerás errores y te enfrentarás con situaciones no agradables, pero escoger reaccionar bien ante los obstáculos que se presentan es el primer paso para desarrollar la resiliencia.
La resiliencia es la capacidad que nos permite recuperarnos de las situaciones difíciles de la vida cotidiana, así como de eventos traumáticos como la pérdida del trabajo, la muerte de un ser querido o vivir una enfermedad.
No es necesario pasar por una experiencia sumamente trágica para desarrollar la resiliencia. Día a día en el ámbito laboral surgen situaciones que ponen a prueba nuestras capacidades y producen grandes niveles de estrés, sentimientos agobiantes, e incluso ganas de echarlo todo por la borda. La clave está en aprender de estas experiencias y utilizarlo para tu mejora profesional. La resiliencia es la actitud que te permitirá transformar las ADVERSIDADES en APRENDIZAJE y CAMBIOS.
Analicemos las actitudes de las personas resilientes:
1) Aceptan la realidad: es importante aprender a aceptar las cosas como son y saber que el cambio es parte de la vida, el cual nos ayuda a evolucionar como seres humanos.
2) Establecen relaciones: muchos estudios demuestran que el apoyo emocional es clave, ya que el cariño y la confianza generan bienestar y positivismo en la persona y se refleja en el ánimo y el modo de afrontar la vida.
3) No huyen de los problemas: ignorar los temores no hará que desaparezcan, no podemos evitar que ocurran episodios que nos generan tensión, pero sí podemos cambiar la manera de interpretarlos.
4) Confían en tus fortalezas y habilidades: la autoconfianza es vital para alcanzar la resiliencia, ya que cuando una persona supera una adversidad, experimenta un crecimiento personal. ¿Cuántas veces no te has sorprendido resolviendo algún problema de una manera que nunca imaginaste?
5) Desarrollan metas y por supuesto, actúan: busca objetivos realistas de tal manera que puedas alcanzarlos, establece pequeños pasos para ir avanzando y que no te generen frustraciones.
Recuerda, las personas resilientes no nacen, se hacen, así que ármate de paciencia, pues la obsesión por resolver las cosas de inmediato u obtener resultados a corto plazo puede llevarte a tomar decisiones precipitadas y cegarte de nuevos horizontes. Es muy importante entender que quedarse concentrado en la puerta que se cerró, puede impedir la visión de nuevas puertas que se abren.
La resiliencia es un llamado al cambio y no la construye el sujeto por sí solo, sino que se da en un contexto, se trata de encontrar un sentido a la vida en cada circunstancia y descubrir que toda situación es una oportunidad para alcanzar un propósito mayor.
Aprender de la adversidad es una elección. No lo olvides, quien dispone de un ¿para qué?, es capaz de sobrellevar casi cualquier ¿cómo?
El cambio organizacional es una necesidad empresarial para crecer y tener éxito, sobre todo en escenarios volátiles, complejos y de incertidumbre. En IDESAA tenemos amplia experiencia en desarrollar las capacidades necesarias en los líderes del cambio organizacional para que puedan gestionarlo correctamente e impulsarlo a través de mejores estrategias.
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Diplomado en Desarrollo de Competencias Gerenciales
Conoce al autor:
Lic. Ma. Leticia Torres Chávez. Consultora IDESAA | Lic. en Psicología, especializada en procesos de Recursos Humanos y Calidad (Competencias, Reclutamiento y Selección y Capacitación y Desarrollo.